miércoles, 24 de octubre de 2018

Recuerdo a la perfección el primer día de instituto. La noche previa estaba muy nerviosa, porque no conocía a nadie y aunque me hacía una pequeña idea de como sería la gente, no quería ir con ese prejuicio. Aquella noche solo intente concentrarme en intentar ir perfecta al día siguiente, así que decir que me probé la mitad de mi armario es decir poco.

A la mañana siguiente me levante con una especie de angustia y desasosiego recorriéndome todo el cuerpo, intenté relajarme y pensar que no iba a ser para tanto, pero fue en vano.

Al llegar al instituto pregunte a la secretaria donde tenía que ir y a continuación me dirigí a la dirección indicada. Cuando llegue ya había gente allí mirando las listas, por tanto empecé a buscar mi nombre por activa y por pasiva, pero ni rastro y para colmo no estaba segura de si esas eran las listas de bachillerato, así que llame a mi primo, ya que él había estudiado ahí antes y por supuesto en aquel momento me pareció mejor opción que preguntárselo a alguien de allí.

Tras un rato seguía sin encontrar mi nombre y mi cara ya empezaba a mostrar preocupación, hasta que un chico que estaba leyendo la lista de su clase en voz alta a sus amigos dijo mi nombre, así que me acerque y efectivamente hay estaba , creo que al fin conseguí relajarme un poco.

Luego la gente empezó a ir a la zona del patio que esta al lado del teatro , así que les seguí porque como dice el refrán ¨ ¿Dónde va Vicente? donde va la gente¨ y pues ahí estaba yo, sola en medio del patio, con la gente hablando con sus amigos a mi alrededor, recuerdo que en ese momento quise que me tragara la tierra y me escupiera junto a alguno de mis amigos.

Finalmente, después de ir al teatro, fuimos a clase , ya en clase cogí valor y hable a una chica que también estaba sola y la verdad es que me cayó muy bien. Creo que al fin esa sensación de mariposas en mi estomago desapareció y por fin pude afirmar que iba a ser un buen curso.

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