El primer día de clase; ese día en el que se acaba el verano, ese día que algunos temen, otros odian y una minoría ama.
La noche previa estaba algo nervioso y me mostraba algo reacio a volver a la rutina pero en él fondo tenía ganas de ver a mis compañeros y empezar este nuevo curso escolar.
Me acosté algo intranquilo pero al mismo tiempo seguro, ya que este primer día no sería muy diferente a los anteriores.
Me levante mucho tiempo antes para llegar puntual e intentar tranquilizarme por el camino. Al llegar al enorme patio intenté encontrar alguna rostro conocida entre el mar de personas que había , pero fue en vano. Fue entonces cuando allí a lo lejos por fin vislumbré a mis amigos, este momento tampoco fue muy especial ya que nos habiamos estado viéndo durante todo el verano, aunque sí que me alegré de ver algunas caras.
Un momento en el que tengo que reconocer que siempre me pongo nervioso es en el que te dicen en qué clase estas y cuales serán tus compañeros durante el próximo curso. Por suerte este año esa sensacion de incertidumbre desapareció ya que gracias a educamos ya sabíamos quienes iban a ser nuestros compañeros. Por si acaso me acerque a ver las listas que se encontraban colgadas en las columnas del patio.
Seguíamos allí esperando a que alguien nos dijera algo, de modo que estuvimos hablando sobre todas las experiencias vividas en esos dos mágicos meses llamados verano. Fue entonces cuando nos hicieron bajar al salón de actos. Como ya he dicho antes, es el mismo procedimiento que se lleva a cabo todos los años, de manera que no me sorprendió.
Allí marta la directora nos dio una calurosa bienvenida a esta nueva etapa de bachillerato y nos presento a nuestros tutores. A continuación nos dispusimos a subir a clase donde por fin tuve la oportunidad de conocer a los alumnos nuevos.
Tras una breve charla del tutor el sonido del timbre dio por concluido el primer día de clase y el principio de un nuevo curso lleno de experiencias y trabajo por delante .
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